MI CONFRONTACIÓN CON
LA DOCENCIA
El presente trabajo
persigue presentar mis reflexiones acerca del trabajo realizado en el Módulo I de
la Especialidad en Competencias Docentes para la Educación Media Superior.
MI PROPIA PERCEPCIÓN
Me costó trabajo
pensar cómo iniciar esta actividad y creo que el hecho de sugerir en las
instrucciones de la misma el describir un día de trabajo en el CBT – Tequixquiac me abrió el panorama.
Me gusta, primero que
nada, salir a tiempo de casa para poder llegar 5 ó 10 minutos antes para llegar
puntual a mis clases y siento mucha frustración cuando se me atraviesa algo que
lo impide. Me gusta llegar puntual a clases como muestra de respeto a mis
alumnos, considerando que ellos están instruidos a llegar temprano a clases
también. Cuando llego a tener algún percance explico a mis alumnos lo ocurrido
y reitero mi compromiso de llegar temprano, para que ellos sepan que la regla
no cambia, la puntualidad es esencial.
Normalmente pido a un
alumno, que ha mostrado actitudes dignas de confianza, que me haga favor de
pasar lista, solo por observación, pues ellos ya se conocen entre sí. Esto me
da la pauta para aprovechar más el tiempo en la clase, dado que las horas solo
son de 50 minutos.
Si me toca sesión
teórica y trabajaremos sobre el análisis de alguna lectura, pido al grupo que
se acomoden por equipo y pido que realicen la lectura en voz alta, un alumno a
la vez. Tras la lectura de uno o dos párrafos hago comentarios acerca de qué es
lo más sobresaliente de los conceptos que se manejan y pido a los alumnos que
también comenten, para posteriormente mencionarles en qué parte del curso
tienen aplicación práctica. Al final de la lectura pido a los alumnos que
externen opiniones, comentarios e inquietudes acerca de todo lo leído y en
conjunto generamos conclusiones. Si me toca clase teórica que precede a alguna
práctica, explico los fundamentos teóricos de la práctica para que el día de la
misma ya sepan qué tema van a trabajar y lo investiguen, lo cual formará parte
de la Introducción de su reporte de práctica. Recientemente he implementado el
proporcionarles cuestionarios previos que los alumnos deben responder para guiarlos
en qué puntos son claves son importantes para comprender los objetivos y
desarrollo de la práctica, pues en ocasiones sus trabajos de investigación
llegan a perderse en un mundo de información que carece de conexión con lo que
estamos estudiando y hago énfasis en que deben ubicar sus investigaciones
dentro del contexto marcado, pues de repente se pierden y confunden la
información.
Al inicio del
semestre proporciono a los alumnos el manual de prácticas, mismo que usarán durante
las sesiones de laboratorio, reviso que hayan hecho el cuestionario previo de
la práctica en su bitácora de laboratorio, hago preguntas al respecto,
incluyendo cuáles creen que sean los objetivos de la práctica, se los escribo
en el pizarrón y realizo una breve explicación de la metodología y materiales
que emplearán. Les reparto los materiales y pido al equipo que supervise el
trabajo de sus compañeros para que el jefe del equipo me notifique cualquier
irregularidad.
Yo por mi parte,
conjuntamente con el profesor que me apoya en el laboratorio, supervisamos que
los chicos realicen la metodología y manipulen los materiales de acuerdo a lo
estipulado. Al final, los chicos llenan por equipo, coordinados por su jefe de
equipo, la rúbrica de evaluación, misma que da cuenta del desempeño durante la
sesión de laboratorio por cada integrante, esta rúbrica es revisada después por
el profesor y yo, para asegurar que fue llenada correcta y honestamente y se
hacen comentarios a cada equipo con base en su desempeño. Con esta rúbrica se
busca evaluar que el alumno adquirió las habilidades y destrezas para el
desarrollo de las metodologías. Cabe aclarar que al ingresar a la Especialidad
en competencias docentes trabajaba yo con listas de cotejo porque no conocía
las rúbricas y creo que me están funcionando mejor, pues me permiten evaluar de
manera más justa.
Durante la sesión que
sigue después de la práctica, se realiza una charla de orientación a los
alumnos para la lectura e interpretación de sus resultados y se les pide que
anoten los resultados en su bitácora de laboratorio. Dado que una de las
materias que imparto es Microbiología, debemos leer los resultados al día
siguiente, lo cual normalmente lo hacemos en clase teórica, para que éstos resultados
no se alteren. Estos resultados son comentados ante el grupo por cada uno de
los equipos, se les guía acerca de cómo elaborar su análisis de resultados y se
les indica que deben entregar su reporte por equipo a la siguiente sesión de
laboratorio. La verdad esto lo hago por comodidad, pues en vez de calificar 40
ó 50 reportes, solo califico los correspondientes al número de equipos.
Cabe señalar que el
laboratorio con el que contamos en el plantel es pequeño y la dotación de
materiales y el tipo de instalaciones y equipamientos son escasos, por lo que
inicialmente trabajaba yo con 6 equipos, que son las cantidad de mesas con las
que cuento, cada una con una salida de gas para conectar el mechero de Bunsen,
sin embargo tenía yo equipos de 8 ó 9 personas que impedía que todos los
integrantes estuvieran atentos a las actividades. Esto me llevó a buscar la
manera de solucionarlo y se me ocurrió pedirle a la escuela que me instalaran
una bifurcación de la salida de gas para poder trabajar dos equipos en vez de
uno en cada mesa. De este modo, actualmente trabajo con 12 equipos, cada uno
con 4 alumnos y los chicos están contentos pues tienen la oportunidad de
trabajar todos. El inconveniente es que requiero el doble de materiales y tiene
un año que la escuela no me compra material, sin embargo los chicos han tenido
mucha disposición e iniciativa para proponer comprar los materiales y/o
cooperarse entre todos, para que las prácticas puedan llevarse a cabo y además,
dado que en mi laboratorio no sirve la estufa bacteriológica, tengo unos
alumnos que se ofrecieron a fabricar una, usando una caja con un foco adentro y
con un termostato. Ahora me encuentro en espera de que me la traigan para
probarla, pero lo que me emociona es ver el nivel de creatividad que son
capaces de mostrar los alumnos que se encuentran entusiasmados por lo que están
aprendiendo, esto me hace sentir muy satisfecha, pero sobretodo comprometida
permanentemente para mejorar mi práctica docente y las condiciones de mi
laboratorio.
Tras el cierre de
cada práctica les hago hincapié a los alumnos que deben trabajar su reporte
mediante el trabajo cooperativo y colaborativo, sin embargo el problema es que no
falta quien no participe. Esto era peor cuando trabajaba yo con equipos muy
numerosos, pero tras la modificación reciente que hice en el número de equipos,
me parece que esto se ha disminuido y he tenido que indicarles que, para que
ellos se mantengan contentos y sientan que se les trata con justicia, me
notifiquen si alguien del equipo no trabajó en el reporte y no lo anoten en el
mismo. Esto me permite identificar a los alumnos que se rezagan para apoyarlos
más de cerca y pedirles que me entreguen reportes individuales en tanto no
muestren integración al equipo. Con ello persigo que desistan de esa actitud y
se comprometan con su equipo. En esta parte el área de orientación escolar me
apoya para seguir de cerca estos casos y pedir el apoyo de los padres para que
supervisen de cerca el desempeño de sus hijos. En algunos casos funciona, pero
tristemente en otros no.
El reporte de
prácticas que solicito a mis alumnos está estructurado de acuerdo al método
científico (Introducción, Objetivos, Materiales, Metodología, Resultados,
Análisis de Resultados, Conclusiones con base a objetivos y Referencias,
pidiéndoles que adicionalmente hagan un resumen científico, el cual describa todo, desde introducción
hasta conclusiones, en un máximo de 150 palabras) y tiene la finalidad de
evaluar su capacidad de elaborar ordenadamente trabajos escritos, generando un
análisis de sus resultados comparados con los que aparecen en las referencias
bibliográficas, para que ellos aprendan a estructurar juicios de valor.
Asimismo, para que aprendan a anotar las referencias consultadas de acuerdo a
las reglas establecidas por la APA 6ª. Edición. El reporte lo pido a mano para
evitar el copiado y pegado sin ninguna lectura y razonamiento. El resumen
científico lo pido para habilitarles en su capacidad de síntesis y
secuenciación lógica de ideas en el trabajo escrito.
Cuando considero
pertinente, durante mis clases teóricas empleo presentaciones en PowerPoint
para mostrarles a mis alumnos información importante y sobretodo fotografías de
lo que vieron o verán en el laboratorio y su significado, o lo que podrían
llegar a ver en un laboratorio más equipado y su significado. En mis lineamientos
de evaluación está estipulado que el valor de cada rubro de las clases es el
siguiente:
PORCENTAJE
|
CONCEPTO
|
25%
|
EXÁMENES (2 parciales)
|
25%
|
TAREAS Y ACTIVIDADES DIVERSAS EN CLASE O
EXTRACLASE, SELLOS, FIRMAS, APUNTES, ETC.
|
25%
|
RÚBRICAS DEL TRABAJO DE LABORATORIO
|
25%
|
BITÁCORA Y REPORTES
|
% EXTRA
|
PARTICIPACIONES
|
Confieso que debido a
que trabajo en la UNAM desde hace cerca de 18 años y apenas voy a cumplir dos
años en la Educación Media Superior, me ha costado trabajo estructurar mis
clases con base en un modelo por competencias y la verdad hay muchísimas cosas
que aún no acabo de entender, aunque al principio era peor, así que continúo en
mi proceso de aprendizaje y respetando lo más que puedo los programas de
estudio que me proporciona la institución y elaboro mis planeaciones lo mejor
que puedo y recibo un invaluable apoyo de mis compañeros de trabajo. Cada vez
me siento más satisfecha, pero sobretodo adquiriendo estrategias mejores tras
mi ingreso a la Especialidad y conciente de que nunca dejaré de aprender de
este sistema por competencias, de mis alumnos y de mis compañeros del grupo de
la Especialidad, así como de mis compañeros maestros de mi plantel.
Me percibo como una
profesora que logra el control del grupo, logro transmitir una imagen de
autoridad, aunque me doy cuenta que me desespero con facilidad y eso ocasiona
que los alumnos en ocasiones no se atrevan a preguntar por miedo a ser
regañados. En ocasiones me ha faltado dar instrucciones claras y es donde más
cuidado pongo, para evitar confundirlos. También en ocasiones he sentido que no
les otorgo la atención necesaria cuando externan algún comentario, debido al
tiempo tan reducido que normalmente tenemos, sin embargo constantemente estoy
trabajando en otorgar contacto visual y una mejor escucha, para que mis alumnos
sientan confianza de acercarse a mí y sobretodo que se sientan escuchados.
Confieso que cuando
no logro conciliar situaciones con mis alumnos, sobretodo cuando se presenta
algún desacuerdo entre ellos tiendo a ser impositiva y eso les genera
incomodidad y yo por mi parte me siento como cuando mi hijo me pide algo y no
se lo doy porque considero que es necesario a veces que él experimente quedarse
con las ganas de algo. Sin embargo, sé que lo hago también para que mi hijo y
mis alumnos aprendan a manejar la frustración. Además esto lo hago para que los
chicos sean capaces de afrontar sus decisiones, es decir “yo decido por ellos”
en un momento apremiante pero ellos deberán asumir las consecuencias de “decidir no decidir” en ese momento.
Soy una profesora que
hace respetar sus reglas en todo momento
(De hecho las establezco claramente al inicio del curso) y hago comentarios
fuertes al grupo o a los alumnos de manera particular cuando esto no ocurre y
sobre todo me gusta que los chicos se conduzcan honestamente y con justicia,
pues considero que en mi vida yo me conduzco así. La verdad no tolero ni la
deshonestidad ni la injusticia.
LOS COMENTARIOS ENRIQUECEDORES
DE MIS COMPAÑEROS DE LA ESPECIALIDAD
A lo largo de la
especialidad me han agradado la gran cantidad de comentarios que hacen los
compañeros en los foros, pues muchos de ellos me invitan a la autoreflexión y
mejora de mi práctica docente.
Por ejemplo algunos
comentan que es importante usar frases motivantes y positivas dentro del aula,
pues los chicos en ocasiones se cohíben y no quieren preguntar por miedo a ser
criticados. De hecho a mí me gusta hacer una dinámica grupal ante los grupos
nuevos, la cual me permite rescatar valores bajo los cuales se regirá la clase,
cerrando en la recuperación de cuatro valores que engloban a todos los demás:
Respeto, Responsabilidad, Honestidad y Amor, aprovechando para desechar del
vocabulario todo aquello que sirva para expresarse negativamente de otro
compañero. Parte de mis reglas en el aula es que se respete la opinión y
comentarios de los compañeros, pues no existen preguntas tontas, al contrario, de cada pregunta que se atrevan a
hacer, aunque parezca simple e insignificante, aprenderemos todos los demás.
Además yo me he percatado que muchas veces es la misma duda que tiene la
mayoría del grupo y se los hago saber y procuro que la respuesta sea contestada
para todo el grupo y no de manera individual. Inclusive les hago ver que “el
que pregunta es el que sabe”, pues ya se tomó la molestia de leer acerca del
tema y muestra interés. Los que no preguntan, normalmente no saben ni tienen
interés de ir más allá en su aprendizaje.
Además, otros
compañeros comentan que durante nuestras sesiones será necesario reiterar en el
contenido del reglamento de la clase cuantas veces sea necesario, pues a los
chicos muchas veces se les olvida que quedamos en expresarnos positivamente de
nuestros compañeros
También se ha
comentado que es importante desarrollar la habilidad de ser creativo ante diferentes
situaciones que se presenten en el grupo. Yo he notado la diferencia en el
trabajo académico que desempeño en la UNAM con el que desempeño en el CBT y he
notado que mi agilidad mental y mi capacidad para trabajar bajo presión se han
visto incrementadas. En el CBT el tiempo es apremiante, pues como mencioné líneas
atrás las horas son de 50 minutos en CBT, mientras que en la UNAM sí son horas
completas. Esto propicia que a veces sienta que no me alcanza, más cuando salen
actividades no programadas como parte de la planeación, como juntas, homenajes
a la bandera, comisiones especiales, activación física, etc. Todo esto me hace
forzarme a pensar rápido y generar estrategias de última hora que me permitan
lograr los objetivos de aprendizaje en el grupo y atender las actividades
adicionales, valiéndome en muchas ocasiones de los alumnos que muestran
actitudes responsables para coordinar las actividades que les encomiendo,
mientras yo necesito ausentarme. Es complicado pero me ha funcionado y me ha
vuelto más creativa y a los chicos los estimula, pues se toman en serio su
papel de coordinadores y logran motivar al grupo a trabajar sin supervisión
mía.
Qué motivante es para
nosotros como maestros, tal como lo expresan varios de mis compañeros, el hecho
de que después de algunos meses o años nos encontremos con exalumnos
agradecidos de lo que aprendieron estando con nosotros y que nos den las
gracias aún de nuestras llamadas de atención y nivel de exigencia. Es muy
gratificante y crean una conciencia de mayor compromiso en nosotros. Sin
embargo, sabemos que no todos los alumnos expresan lo mismo, quizá sean la
muestra de que algo nos faltó para lograr motivarlos, es feo que nos esquiven
la mirada o hagan como que no nos conocen, pues nuestra materia no les agradó o
nosotros. Desafortunadamente también muchos de esos chicos enojados eternamente
con sus profesores, en muchas ocasiones han sido educados en ambientes de
irresponsabilidad y culpan 100% al maestro de sus calificaciones. Quizá si los
padres de familia se compenetraran más al apoyo real de sus hijos, enseñarles a
resolver solitos sus problemáticas y a darse cuenta de que a toda acción
corresponde una reacción de igual magnitud pero en sentido contrario, otra cosa
sería. Yo cuando inicio un curso siempre les digo a los chicos que todos tienen
10, que si ellos deciden desatender su trabajo, actividades y estudio, son
ellos los que bajan su calificación y se reprueban solos. Los hago reflexionar
en que analicen qué es lo que se merecen, pues el hecho de estar en el nivel
educativo en el que se encuentran, habla de que se merecen el 10, el chiste es
que se lo crean. Creo que esto me ha servido para despertar algunas
conciencias.
Por último, me
gustaría comentar que tras leer el artículo de “La aventura de ser maestro” de
Esteve, me di cuenta que era una narración fiel de lo que viví cuando inicié mi
carrera docente, con tantas dudas e inseguridades en mi persona……
MI AUTOCONFRONTACIÓN
Estudié como licenciatura la carrera de Médico Veterinario Zootecnista e
inmediatamente que me titulé ingresé a trabajar al campo 4 de la Facultad de
Estudios Superiores Cuautitlán UNAM impartiendo clases en el Área de
Laboratorio Clínico, específicamente como ayudante de profesor. Entré a
trabajar gracias a una maestra a la que le pedí me ayudara a ingresar, pues
ella era jefa de sección en ese tiempo. Sinceramente ingresé por falta de
recursos económicos y problemas personales en mi familia de origen que me
empujaron a pensar en la idea de independizarme. El problema con todo esto es
que yo no tenía nada de experiencia y por otro lado algunos de mis compañeros
no me querían ahí porque me consideraban del bando contrario. Afortunadamente
recibí el apoyo de otros compañeros que me enseñaron el programa del curso y
las técnicas que se impartían. Como se asignaban dos profesores a cada grupo,
esto me facilitó las cosas en mi propio aprendizaje, pues al inicio me
encontraba como espectadora, pero poco a poco me involucré, hasta participar al
mismo nivel que mis compañeros. Sin embargo me causaba un pánico enorme pensar
en la eventual idea de participar ya como profesor de asignatura, pues me
sentía muy ignorante e insegura intelectualmente hablando. Se presentó la
oportunidad meses después de estudiar la maestría en producción animal (ovinos
y caprinos), aunque cabe señalar que yo quería una especialidad en producción
de ovinos y caprinos, pero como en ese momento no había maestros para
impartirla ingresé a la maestría con una beca de CONACyT que me garantizaba mi
independencia económica, pues aparte de la beca recibiría mi sueldo íntegro,
pues me otorgaron en la UNAM una comisión con goce de sueldo. Al terminar la
maestría y titularme ingresé a el Doctorado en Fisiología de la Reproducción en
el Centro de Investigación en Reproducción Animal de la Universidad Autónoma de
Tlaxcala. En este último caso, recibí una beca de DGAPA de la UNAM y la
institución me otorgó nuevamente comisión con goce de sueldo.
Desafortunadamente, por cuestiones de falta de apoyo por parte de mi asesor que
disminuyeron mi motivación, aunadas al nacimiento de mi hijo, tuve que poner en
una balanza mi vida y opté por elegir a mi esposo y mi hijo en vez de seguir
invirtiendo tiempo en el doctorado que no veía para cuándo iba a terminar.
Además ya requería reincorporarme a la UNAM, pues se me agotó la comisión y mi
asesor tuvo que regresar a su país de origen, Francia, porque la UNAM no quiso
recontratarlo, lo cual ya complicó aún más la conclusión de mi trabajo, que ya
estaba por pasar a los sinodales para las últimas correcciones.
Al regresar a la UNAM retomé mi actividad docente, la cual aún era corta y
con ello todos mis miedos, pensando que no sabía nada, que los alumnos no me
respetarían si accedía a impartir clases teóricas, pues ya se necesitaba de más
conocimientos que no tenía. Cuando regresé del doctorado prácticamente me
expulsaron del área de Análisis Clínicos, pues se rumoraba que me iban a
correr. De hecho me pidieron que renunciara meses antes, durante mi comisión,
porque según el jefe de departamento de esa época decía que yo no tenía derecho
a comisión con goce de sueldo, pero obviamente eso no era cierto, si no cómo
conseguí la mía. Lo que ocurrió fue que al jefe le negaron una comisión para
estudios de doctorado, siendo profesor de asignatura y estaba sumamente
enojado. Además la facultad se encontraba en un proceso de correr o no
recontratar a todos los ayudantes de profesor porque se encontraban fuera de
normatividad, por la antigüedad que tenían.
¿Por qué narro todo esto?, porque creo que a partir de este momento fue que
tomé en mis manos la responsabilidad de forjarme como una buena profesora, pues
gracias a estos eventos caí en el área de Microbiología, en la cual ya existía
una nueva jefa de sección, misma que me tendió la mano y me apoyó a mi formación
en el área. Me indicaba qué estudiar y me aclaraba dudas, e inclusive me
acompañaba durante las clases de laboratorio y me indicaba qué errores cometía
y buscaba la manera de explicar a los alumnos sin hacerme quedar mal a mi. Más
adelante, pasé de impartir clases de laboratorio a impartir clases de teoría,
inclusive no solo en Microbiología sino en Inmunología. Varias ocasiones me
tocó inclusive cubrir grupos de teoría de Inmunología del entonces director de
la facultad, lo cual para mí era un gran reto. Mis estrategias de enseñanza
eran muy básicas, normalmente preparaba a mis alumnos acetatos para
proyectarles o diapositivas, sin embargo siempre procuré únicamente usarlos
como guía, pero siempre acompañando mi charla con complementos que no venían en
mis materiales, para que los chicos se vieran forzados a tomar apuntes y a
preguntar. Una de las satisfacciones que sentí lograr en aquel tiempo fue que
mi jefa al reconocer mi trabajo, me recomendó en el campo uno para trabajar en
el área de Microbiología con los Químicos Farmacobiólogos de la FES Cuautitlán,
por lo que después ya trabajaba tanto en campo uno como en el campo cuatro de
dicha Facultad.
Debo aceptar que desde un comienzo he sido una profesora muy aprehensiva,
me presiono mucho porque mis clases salgan muy bien, pues soy sumamente
perfeccionista, lo cual ha dañado mi salud, sin embargo son de las cosas más
difíciles de manejar para mí. De hecho, cuando leí el texto de “la aventura de
ser maestro” de Esteve, recordé que uno de mis mayores miedos fue enfrentarme a
grupos muy demandantes que me llegaran a preguntar cosas que no sabía y me
costaba mucho trabajo preguntar a mis compañeros mis dudas por temor a ser
criticada. Al leer el texto de Esteve me di cuenta entonces que de alguna
manera, muchos pasamos por todo eso, máxime cuando en mi caso, muchos compañeros
profesores de la UNAM muestran un comportamiento tan desagradable que yo le
llamo “destilación de ego”, por lo que se les pregunta algo y te contestan como
si fueras un ignorante y te dicen que cómo es posible que no lo sepas y si no
te lo dicen, lo andan diciendo a tus espaldas, como si ellos nunca se
equivocaran. Todas estas situaciones afortunadamente me sirvieron para adquirir
seguridad en mi misma y adquirir la disciplina de leer muchos libros diferentes
para construir una clase y buscar un criterio lógico que me satisfaga para
impartir ese conocimiento.
Pero no todo me llevo a ser infinitamente feliz. Mi mismo perfeccionismo me
ha hecho padecer enfermedades como colitis y gastritis, así como profundas
depresiones. Mi inestabilidad laboral durante 15 años en la UNAM generó una
gran frustración en mi persona y cuando me sentí desfallecer después de recibir
la noticia de que después de un semestre que tuve 28 horas frente a grupo (la
mayor cantidad de horas que tuve en toda mi estadía en la UNAM), solo tendría 4
horas para el siguiente semestre, decidí renunciar a la UNAM y cobré mi
gratificación y con ese dinero invertí en mercancías y anduve dos años
vendiendo joyería, cosméticos, ropa y otros productos con mis mismos compañeros
de la UNAM, de hecho me fue muy bien, pero vino la crisis económica y caí en
quiebra. Paralelamente a mis actividades de vendedora, anduve buscando trabajo
como representante médico y peores frustraciones recibí cuando como respuesta
me decían que ya era yo muy grande o no tenía experiencia. Tras la crisis
ingresé a trabajar a una secundaria, trabajo del cual expreso que fue el peor
que tuve en mi vida, pues entré para impartir biología y me metieron también a
física y a química, dos grupos por cada materia, cada uno con 30 alumnos. Me di
cuenta en primer lugar que no tenía yo la paciencia para convivir con chicos de
esa edad, pues a mi hijo adolescente yo podía ponerlo en orden porque respetaba
mis reglas, pero en el caso de mis alumnos eran muy difíciles de controlar,
pues no tenía yo la experiencia en ese nivel de estudios. Además me pedían
programación semanal de clases de cada materia, que prácticamente me quitaba
mis horas de sueño, dormía máximo dos horas diarias y entraba a trabajar a las
6:30 de la mañana para salir a las 15:30 hrs., con apenas tiempo para comer,
pues diario me esperaba un arduo trabajo, inclusive los fines de semana. Esto
sin contar que recibía una paga muy baja (de hecho me ofrecieron un sueldo y
luego me dijeron que era menos porque no se había cubierto la matrícula). Así
mis ánimos andaban por los suelos, comencé a bajar de peso y andaba yo con los
nervios de punta por no dormir. Sólo aguanté tres meses y decidí renunciar,
pues me di cuenta del gran nivel de explotación de los profesores en esa
secundaria, que por cierto era particular y que trataban a los profesores con
la punta del pie, con palabras altisonantes, a mí incluso una ocasión me
llamaron la atención enfrente del grupo por haber escrito en el pizarrón
electrónico con un marcador permanente que la misma dirección me dio y que yo
no me di cuenta, aunque contaba con un líquido para limpiarlo sin problemas. Le
mostré a la subdirectora mi disgusto, debido a que le manifesté que eso propiciaba
quitarme autoridad frente a mi grupo. A mí procuraban tratarme, sin embargo,
con más tacto, por el simple hecho de que sabían que yo había trabajado en la
UNAM, pero me tocó ver cómo trataban a otros profesores. Además la dirección no
apoyaba a los profesores cuando surgían problemáticas con los alumnos, pues de
hecho los maestros resultaban ser los “culpables” para que la escuela no
perdiera alumnos.
Tras unos meses de haberme vuelto a quedar sin trabajo, en una de mis días
de venta, la jefa de sección del campo uno, donde había yo trabajado, me abordó
y me ofreció dos grupos para impartir nuevamente clases de laboratorio. Yo
inmediatamente accedí, pues mi situación económica andaba muy mal y al regresar
me di cuenta de que me agradaba lo que hacía, que me hacía falta estar frente e
un grupo de alumnos. Me prometí a mí misma no generar expectativas en la FES
Cuautitlán y conformarme con tener un trabajo, para disminuir mis niveles de
estrés. Afortunadamente, meses más adelante, tras contactar un día del maestro
a un amigo que conocí después de haber terminado la carrera, me comunicó que
necesitaba un profesor de Análisis Clínicos en el CBT, que lo apoyara a
conseguir un QFB. Yo le contesté que si no podría ser yo y me dijo que metiera
mis papeles y me quedé, aunque impartiendo Microbiología en el primer semestre,
porque le llegó una profesora antes para Análisis Clínicos, pero me dejó a mí
en Microbiología por mi historia académica. Confieso que estaba yo poco crédula
de entrar al CBT, pues ya llevaba muchas desilusiones en mi haber y no quería
ya generar expectativas, pero cuando me quedé y comencé a trabajar ahí me puse
muy contenta y por primera vez pude decir que es el mejor trabajo que he tenido
en mi vida, pues me siento tomada en cuenta y apreciada en mi trabajo.
Cabe mencionar, sin embargo, que moría de miedo de experimentar el malestar
de convivir con adolescentes, como me ocurrió en la secundaria, sin embargo me
di cuenta que tras expresarles mis reglas y mantenerme firme, he logrado una
buena convivencia y además despertarles el interés por mi materia en la mayoría
de los casos.
He tenido frustraciones, pues hay chicos que no asisten a clases, igual que
en otras materias, se han ido a extraordinario y no se dejan apoyar. Siempre
hablo con ellos en esos casos, pero sus actitudes de autosabotaje no les
permiten salir a flote y por lo menos en tres casos han sido dados de baja del
plantel. Me causa mucha tristeza no haber sido capaz de motivarlos para retomar
un buen camino en su formación, pero ellos mismos manifiestan que no les
interesa, que vienen a clases porque los mandan y desafortunadamente los padres
los tienen muy abandonados o sobreprotegidos, resolviéndoles la vida
solapándolos.
Durante toda mi vida académica, sin embargo he tenido motivos de gozo en el
hecho de encontrar alumnos meses o años después en diferentes lugares y por lo
menos la mayoría aparte de acercarse a saludarme con gusto manifiestan un
profundo agradecimiento por mi manera de impartir clases y por mi nivel de
exigencia. Esto me hace sentir que han valido la pena sacrificios y desvelos.
El ser una novata como profesora de educación media superior me impone el
reto de mejorar cada vez más mis planeaciones, buscando lograr las competencias
requeridas de acuerdo a los programas de estudio. Me encuentro en constante
autocrítica para poder mejorar, pero tengo fe en lograrlo poco a poco,
apoyándome también en inquietudes y sugerencias de mis propios alumnos.
Creo que el haber ingresado a la educación media superior me está dando la
oportunidad de ser una maestra con más conciencia, pues soy una persona sin
ninguna formación en pedagogía, estoy aprendiendo a ser maestra de verdad, con
técnicas más refinadas y sofisticadas. Inicialmente, hace dieciocho años, no
pensé en ser profesora, sino en resolver mi situación económica. Mi historia
como maestra siento que se está consolidando y ahora puedo decir que me
considero más maestra que antes, con más compromisos que antes al respecto y
con gozo al expresarlo.
Considero que mi renuncia como maestra a la UNAM, mi regreso a la misma y
mi entrada al CBT, me permitieron decidir maduramente ser profesora por
convicción y no por conveniencia como fue en un inicio.
Me gustaría manifestar que hay algo que me genera mucha frustración en el
CBT y es el hecho de tener que apegarse a las regla de colocar calificación de
5 a cualquier alumno reprobado con 1 ó 2 de calificación, porque siento que los
chicos se quedan con la idea de que “medio aprendieron” y además se atreven a
reclamar, sabiendo de antemano que no han cumplido con lo estipulado. Por otro
lado, el hecho de tener que cubrir el requisito de mantener un promedio grupal
mínimo de 8 y que los alumnos se hayan dado cuenta de que es muy difícil que
reprueben porque se debe cubrir este requisito. Muchos de los chicos sabiendo
esto se vuelven apáticos y no se aplican en estudiar y realizar sus actividades
y tareas, faltan sin cesar a clases e inclusive se atreven a ofrecer dádivas a
los profesores para obtener calificación aprobatoria. Me da tristeza, pues en
cada uno de ellos veo frescura y potencial, pero a veces el sistema impide que
ellos expresen ese potencial, los jóvenes se van por la ley del mínimo
esfuerzo. Me duele porque cada uno de ellos podría ser mi hijo y no me gustaría
que tomaran esos caminos. Me gustaría verlos exitosos, con confianza en sí
mismos para afrontar los retos que se les presenten, con honestidad,
responsabilidad, respeto y amor por ellos mismos, sin posibilidades por lo
tanto de caer en manos de delincuentes o gente que los desvié de sus objetivos.
En conclusión a todo esto puedo decir lo siguiente: Siento que estoy en el
mejor momento de mi vida como profesora y aunque constantemente afronto retos
que a veces me hacen pensar que son difíciles de alcanzar, o me enfrento a
comentarios negativos de los alumnos o compañeros de trabajo, hasta ahora creo
que mis esfuerzos, desvelos y tristezas han valido la pena, pues me he
mantenido consciente de que para que los chicos logren alcanzar niveles de
satisfacción acerca de sus estudios también yo necesito poner de mi parte,
cambiar algunas actitudes que a ellos los cohíben, darme la oportunidad de
convivir más con ellos y saber lo que les gusta, modificar los escenarios y los
ambientes de trabajo en beneficio de ellos y mío y estar consciente también de
que a diario aprendo de ellos, así como ellos de mí y que no estoy sola, pues
cuento con muchos compañeros de los cuales también aprendo mucho en el sentido
académico y humano. Creo que es muy cierto lo que se menciona en el audio de
Jordi Adell, que es muy importante compartir conocimientos si lo que queremos
es alcanzar mayores logros con nuestros estudiantes, con la sociedad y con el
mundo, que ahora demanda un cambio de mentalidad y de maneras de trabajar,
siendo trascendente para afrontar el mundo globalizado poseedor de una inmensa
cantidad de innovaciones tecnológicas.